La casa, en 1990.

Se trata de una casa asturiana de dos plantas, ambas con corredor, de paredes de piedra y suelo de tabla.

Construida probablemente en el S. XIX y ubicada en Susierra, sus ocupantes se dedicaban principalmente a la agricultura y a la ganadería. Consta de tres habitaciones, una sala y una cocina con despensa; al lado tiene la cuadra y la tenada, con fincas a su alrededor. A lo largo de los años se han ido añadiendo anexos, como por ejemplo un cubil para cerdos. Existen documentos sobre la casa desde 1902.

Los primeros dueños de lo que hay información escrita son Federico Sierra Martínez y María Rivera Sobrecueva, quienes tuvieron seis hijos que, al morir su padre, tuvieron que asumir todas sus deudas. Algunos de los hijos emigraron a América (Cuba, Argentina y México).

Entre 1902 y 1915 la casa salió a subasta por cuatro mil pesetas (era muchísimo dinero a principios del S. XX) en dos ocasiones, debido a las deudas de la familia, pero al no aparecer ningún comprador, la familia Sierra Rivera la hipotecó. Cuando una hija de los dueños se casó, el marido asumió la hipoteca y, para saldarla, viajó a Cuba (como hacían muchos en esa época) donde estuvo durante cuatro años trabajando para conseguir el dinero necesario. A su vuelta, se saldó completamente la hipoteca y la casa pasó a ser propiedad del matrimonio. Acabaron de pagarla el 31 de octubre de 1928.

Posteriormente la heredaron sus hijas, Conchita y Carmen, mi tía abuela y mi abuela respectivamente. En 2019 pasó a ser de mi madre y de mi tía.

Actualmente quedan muy pocas casas de dos corredores como esta, uno en la primera planta por donde se accedía por la sala o el salón y el otro en la planta superior, al que se accedía por un pasillo. La casa no se puede tirar, pues hay que conservar la fachada. Cuando era pequeña, iba a ver a mi tía abuela, y la recuerdo asomada en el corredor…

Creo que la casa guarda una gran historia.