- Identificación del recurso: Lloqueros/cencerros
- Localización: El Bosque, Sotu Cangues
- Autora: Isabel Pérez Martínez-Cué
- Centro: IES Rey Pelayo
- Materia/ Grupo: Filosofía BH1A
- Informadores: María Isabel Cimentada, Carlos Martínez-Cué y Pedro Cimentada
Los lloqueros, en castellano cencerros, son unas campanas o campanillas de hierro o cobre con un badajo dentro (en asturiano mayuelu) que suele ser de hierro o cuerno de toro.
Los lloqueros sirven para que los pastores o ganaderos oigan e identifiquen a su ganado cuando está suelto en el monte. El ganado lo lleva atado al cuello con una correa de cuero.
El lloqueru de la imagen adjunta perteneció a mi tatarabuelo Pedro Puente, y fue pasando de generación en generación hasta llegar a mi tío Carlos Martínez-Cué, que lo utiliza ahora con su ganado. Por eso en la foto se puede ver que están grabadas las iniciales P.P (Pedro Puente) en el metal y, en la correa, el nombre de Carlos.
La vaca más vieja era la que llevaba el lloquero, y guiaba al rebaño en la subida a la Montaña de Covadonga (hoy dentro del Parque Nacional de los Picos de Europa) donde pasaban el verano y volvían en otoño. Esto se hacía y se hace para no tener que alimentarlas y tenerlas en el establo todo el año.
Otros usos y anécdotas de los lloqueros son, por ejemplo, “les lloqueraes”, una costumbre de bromear a costa de una viuda o un viudo que se volvían a casar, o de personas demasiado mayores que contraían matrimonio o iban a vivir juntos; entonces, los de los pueblos de alrededor y sus propios vecinos acudían de noche con lloqueros y se ponían junto a la casa a tocarlos, llegando a hacerlo durante semanas. La costumbre solía molestar tanto a las parejas que acababan avisando a la Guardia Civil.
También durante el carnaval (antroxu) existía la costumbre de disfrazarse con pieles de oveja o carnero y cuernos, y ponerse alrededor de la cintura lloqueros haciendo mucho ruido con el fin de espantar a los malos espíritus y la mala suerte. Eran las leyendas y supersticiones de la época.