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Identificación del objeto: reloj en soporte de madera de tejo 

Localización: Cangas de Onís, Asturias.

Estado de conservación: excelente, en uso 

Informador: Manuel Antonio Iglesias 

Bibliografía: no se dispone de ella 

Autora: Carmen Blanco Díaz 

Carmen Blanco Díaz. Este reloj de tejo, que puede parecer algo simple, realmente va más allá de un simple reloj.

La disciplina de la talla de madera se constituye por el proceso de esculpirla o moldearla, formando así objetos útiles o simples obras decorativas. Actualmente, se emplean complejas máquinas para llevarla a cabo, lo que le quita a las piezas el encanto de la manualidad, el que procede de gubias, formones, navajas… el propio de una técnica tradicional muy compleja.

La talla depende esencialmente de la madera empleada; por ejemplo, la de castaño es óptima para tallar, pues es una madera blanda, fácil de trabajar, mientras que el tejo, a pesar de ser una madera uniforme, es dura y de talla difícil, de ahí el valor del soporte del reloj.

El conjunto consta de 3 piezas: la virgen, el reloj y la pieza de tejo, que posee una curiosa peculiaridad: el tronco envuelve la raíz del árbol, que genera el agujero por el que se insertaba en él. La base de madera, con unos 22 cm de grosor y 13 de alto, tiene medidas similares a las de la otra pieza, salvo los 4 cm que le quitó Manuel Antonio para poder unirla a la base.

El conjunto del reloj puede parecer de elaboración fácil, pero la sencillez requiere tiempo, empezando por la obtención de un material de gran escasez. Después, el tiempo de obra: un arca tallada lleva unas 20 horas, mientras que trabajar la madera para conseguir el acabado idóneo le llevó a Manuel 15. Después, cortar y hacer el agujero para el reloj, no le llevó mucho, pero tuvo que intentarlo con varias piezas, por la dureza del tejo. Entre repeticiones y pulido le llevó otras 3 horas. Por último, la capa de barniz requiere entre 22 y 24 horas para su secado.

A mi abuelo Manuel Antonio el trabajo en madera le llega de mi bisabuelo Manolo, un gran tallista especializado en arcas de madera y copias fieles de cabañas de los Lagos de Covadonga. En cierta ocasión, Manuel Antonio, un hombre sin una afición definida por la madera, ve una pequeña arca tallada en madera de castaño que le llama especialmente la atención: lo percibe como el “legado de la madera” de su padre y comienza a experimentar con ella en la pequeña chabola que había levantado a pocos metros de su casa. Sus primeras obras fueron arcas y pulseras hechas con abalorios de madera.

Con el paso del tiempo fue dominando un poco más el terreno de la talla, y comenzó a hacer cosas más complejas. Ya no solo talla a navaja, sino que emplea sus ahorros en formones y gubias para profundizar en aquel «legado», extendiéndolo a otros trabajos que su padre no hacía, como cachabas, cuadros, carretas…


Todo esto lo hace sin obtener dinero a cambio y sin nadie que le enseñe, experimentando y perfeccionando tanto la técnica como el acabado de sus obras.

En ese momento, Manuel Antonio decide dar a conocer su trabajo: con 28 años, reune sus obras y extendiéndolas sobre una lona en el suelo, las expone a la venta entre la gente que pasa. Muchos se interesaron por las piezas como motivos de decoración, otros, conocidos de su padre ya bastante mayores, compraban las cachabas. Hasta que, en cierta ocasión, uno de los amigos más íntimos de su padre le dice que todo aquello estaba muy bien, que sin duda tenía talento, pero que uno de los mayores retos de Manolo, su padre, había sido trabajar a mano con una madera especial, de difícil manejo y gran complejidad. Para Manuel Antonio, aquello supuso un último desafío en honor a su padre.

Dos semanas después, tras un detenido estudio del material y múltiples pruebas con aquella madera, el amigo del padre le trae el trozo de tronco que rodeaba las raíces del tejo, con el que acabará realizando el soporte del reloj.

Dar con la idea le llevó mucho tiempo, dada la peculiaridad del agujero en medio de la pieza, pero al fin consiguió adivinar la belleza que se escondía en aquel simple trozo de madera tan difícil de trabajar.