La casa vista desde el puente de Villanueva
- Identificación: una casa sobre el río.
- Localización: Villanueva/Cangas de Onís.
- Estado de conservación: bueno, en uso, habitada hasta hace 10 años.
- Propietarios: familia Vega-Sánchez .
- Informadores: Patricia Junco Vega, Ernesto Junco Vega, María Joaquina Vega Sánchez y Marite Vega Sánchez.
- Bibliografía: no se conoce.
- Autora: Marina Alonso Huerta.
La casa se hizo en 1923 sobre una llastra encima del río. Fue diseñada por Josefa García Tirador (la primera dueña) y construida por José Carvajal. Está hecha con piedra de cantos rodados del propio río, madera de mampostería y mortero de cal.
La casa siempre estuvo muy unida al río no solo por el material de su construcción o su posición tan cercana, sino por toda la cultura de pesca que gira en torno a ella. Varias generaciones han pescado desde la casa, y era tan común la actividad que años después se construyó una escalera que bajase directamente al río.
Todo comenzó cuando Francisco Pintueles Soto, volvió de Cuba, como tantos otros indianos que habían hecho fortuna gracias a las plantaciones de tabaco. Aquí, se casó con Josefa García Tirador cuando ambos eran muy jóvenes y nunca pudieron tener hijos.
Josefa, era la madrina de Celia Sánchez, mi bisabuela, que también vivía en Villanueva. No obstante, cuando se queda huérfana de madre, con doce años, pasa a ser criada por la pareja, un hecho llamativo para el contexto de la época puesto que su madre, Avelina, fue una mujer que tuvo dos hijos de dos hombres diferentes, lo que suponía una lacra social importante. Por otro lado, parece ser que antiguamente era mucho más común criar de forma conjunta; en los pueblos cuidaban unos de otros, sin el individualismo de hoy.
Por aquella época, justo antes de comenzar la guerra civil, muere Francisco. Durante la guerra, la legión cóndor de los nazis toma la casa y la usa como el centro de comunicación aérea, todavía se puede ver en el suelo de madera de la casa las marcas de las botas con acero que usaban.
Cuando se acaba guerra, Celia conoce a Antonio, el que iba a ser su marido, quien con 15 años tuvo que ir a la guerra al ser el primero de cuatro hermanos. En el frente aprende morse y cuando regresa, enfermo de tifus, para avisar de que está prometido con una chica de Almodóvar del Río, conoce a Celia y al poco tiempo se casan. Nada más casarse se van a vivir a la casa del Llagüenzu, mientras Josefa vivía en la casa del puente.
Celia y Antonio tienen a sus cuatro hijos, empezando con mi abuela Joaquina, siguiendo con Antonio y Marite; la familia se muda a la casa en 1957. Aunque la mayor de los hermanos ya llevaba viviendo allí desde los ocho años, pues la madrina, después de quedarse viuda, empieza a tener crisis nerviosas y se supone que algo de depresión. En aquellos tiempos, a las mujeres se les diagnosticaba histeria o locura sin fundamento alguno, y a ella le administraron electroshocks, que le provocaron un mayor declive, llegando incluso a deambular por la casa gritando de noche, acompañada de un candil.
Después de mudarse a la casa del puente, los bisabuelos tienen otro hijo más, Enrique, que con un año muere de neumonía en la casa, siendo ese el gran trauma de la familia. Pasan los años y en 1966 muere la madrina y la bisabuela hereda la casa donde siguen criando a sus hijos. Tras algunos años sus hijas se casan y tienen hijos. Mi abuela Joaquina de hecho, parió a sus dos hijas en la casa. Su hijo Antonio emigra a Francia, Suiza y definitivamente a Venezuela. Los nietos se crían alrededor de sus abuelos, pasan todos los fines de semana allí y la casa se convierte en un lugar de encuentro para toda la familia, alrededor del matriarcado que ejerce mi bisabuela Celia, una persona buena y querida por los vecinos y familia, y Antonio, que también tenía un temperamento afable y familiar. Mi tía Patricia, se acuerda de que, en la galería de la casa, había unos ganchos para abrir las ventanas y dejarlas ancladas, y su abuelo Antonio, intentaba enseñarle morse haciendo sonar el metal contra la madera del marco de las ventanas.
Vivieron allí hasta que murió mi bisabuelo en 2010. La bisabuela por ese tiempo ya estaba muy mayor y se marcha de la casa. Sin embargo, después de todo el alma de la casa regresa en los días de sol, cuando mi abuela y Marite van a cuidar las plantas y a disfrutar de una casa dotada de vida y personalidad propia.