Colader de Gamoneu, concejo de Onís, Asturias.
- Identificación del recurso: Colader o colín.
- Localización/acceso: Gamoneu de Onís, Onís, Asturias.
- Estado de conservación: muy bueno.
- Uso actual: en desuso.
- Informadores: Antonio Gutiérrez Fernández, Mari Cruz Suero Alonso.
- Bibliografía: no se conoce.
- Propietario: Antonio Gutiérrez Fernández, Pedro Gutiérrez Fernández.
- Autor: Diego del Cueto Gutiérrez.
El colader o colín es un colador que consta de dos partes. La primera, el cuerno, de unos 15 centímetros, que usualmente acostumbraba a ser de toro o de buey, debido al mayor grosor y cabida. El cuerno se trabajaba y pulía hasta convertirlo en puro recipiente con el interior completamente vacío. En la parte inferior se dispone, enganchado, un pasador de madera de unos 6 centímetros, el diámetro propio del embudo.
La otra parte es el colador en sí, formado por una agarradera de madera, de 25 centímetros aproximadamente, que se alarga hasta la muesca o rebaje de madera, en el extremo, donde se atan las sedas, que asumen la función depuradora. Ambas partes se en encuentran unidas por un reyu, una cuerda de sedas que enlaza la agarradera con la parte superior del cuerno . No obstante, en el ejemplo de la imagen, el reyu original se perdió y fue reemplazado por una cuerda común. La medida de la cuerda es de unos 20 centímetros, aunque la longitud puede variar ya que debe facilitar el manejo, así como la entrada completa de las sedas en el cuerno.
Tanto el pasador del cuerno como la agarradera están hechos de madera de texu o tejo, una madera que podríamos decir que es inacabable: la del colader documentado tiene más de 150 años y se conserva igual que el primer día.
“A esta madera jamás le entra carcoyu; se mantiene como nueva.”
Antonio Gutiérrez Fernández. Testimonio oral.
Para su utilización, las sedas se introducen en el interior del cuerno. Seguidamente, se echa la leche por la parte superior del recipiente, que en su recorrido por el interior deja sus impurezas adheridas a las sedas, saliendo, ya depurada, por la parte inferior. Asimismo, el pasador sirve para que, si alguna seda se desprende, no se mezcle con la leche limpia y quede enredada en él. Un recipiente situado en suelo, bien una lata o un caldero, recoge la leche colada.
Las sedas debían de ser de caballo, pues las de las yeguas, al estar situada la cola en el mismo orificio por el que sale la orina, solían encontrarse más debilitadas por las salpicaduras. No obstante, al contrario que la parte hecha con madera, tanto el reyu como las propias sedas del colador, han de cambiarse cada cierto tiempo por el desgaste y la consiguiente pérdida de eficacia en la filtración.
El colader fue sustituido por otro instrumento, también llamado reyu o reyos, como la cuerda de sedas que hace de unión. Los reyos, enrollados sobre si en forma de espiral y depositados sobre un embudo de madera, retenían las impurezas con más eficacia y filtraban mucho más rápidamente la leche, haciendo que el colader cayera en desuso ya hace hace más de ocho décadas.
“Cuando estaba yo en el puerto ya de crío, hace más de setenta años, ya no llegué a verlo utilizarse. Así que imagina el tiempo que tendrá.”
Antonio Gutiérrez Fernández. Vía oral.
Este tipo de objetos, que ayudaron a sobrevivir y a desempeñar tareas esenciales a generaciones de pastores en el puerto, desde hace siglos, representan nuestra cultura y evolución como sociedad; y dado su valor histórico, merecen un justo y debido reconocimiento. Por mi parte, me siento satisfecho de haber contribuido a dejar constancia de uno de estos escasos instrumentos que, poco a poco, están desapareciendo y pueden llegar a quedar completamente olvidados.