Calixto, de Zardón, Cangas de Onís, cabruñando.

  • Identificación de la acción: elementos de la siega, labores del campo
  • Lugares que emplean la técnica: Zonas rurales de España 
  • Uso actual: Cada vez menos usual
  • Informador: José Miguel y María Dolores, mis abuelos 
  • Bibliografía: Fotografías familiares
  • Autor: Miguel Nava Priede 

La guadaña es un utensilio para la realización de las labores del campo.

Se trata de un sencillo apero fabricado en madera y hierro. Tradicionalmente estaba compuesto de un mango recto de madera de aproximadamente 170 centímetros de largo (aunque actualmente existen de hierro –rozones– pero son más pesados y se emplean para limpieza de matorral) en cuyo extremo se coloca una hoja de hierro ligeramente curvada con filo cortante en su parte interior.

El astil de la guadaña cuenta con una empuñadura de madera en su parte alta, en el que el segador coloca su mano izquierda, y un asidero en su parte central al que se aferra la mano derecha.

La unión del mango de madera y la cuchilla se lleva a cabo insertando un pequeño saliente de la cuchilla en la madera y uniéndolo con una anilla metálica asegurando ambas piezas.

El acto del corte de la hierba se lleva a cabo mediante constantes y repetitivos movimientos de giro de cadera del segador de unos ciento ochenta grados. Debido al desgaste que sufre la cuchilla con la siega de hierbas duras y golpes a piedras ocultas entre la hierba, es necesario afilar la cuchilla cada poco tiempo, acto que se conoce en Asturias como “cabruñar”.

Para ello se utilizan los hierros nombrados genéricamente como “cabruñu”, con una parte en forma de yunque que se clava en el suelo, posando sobre él la hoja de la guadaña, y el martillo, con cuyos golpes se deja el filo en perfecto estado de corte.

El segador porta en su cadera un cuenco de madera en cuyo interior guarda una piedra de afilar con la que saca filo de modo más rápido cuando está en la siga. El cuenco se rellena se rellena con agua, para evitar que se queda la piedra seca, y con hierbas recién cortadas para que no se mueva o se caiga al suelo y perderla.

Actualmente su uso es cada vez menos común, habiendo sido sustituída por las máquinas segadoras cuyo uso facilita el trabajo. En la localidad de Benia de Onís (Asturias) se celebra la tradicional “fiesta del segador”, y una de sus actividades más celebres es el concurso de siega.