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Enrriestrar el maíz  

  • Identificación de la acción: Enrriestrar maíz 
  • Lugares que emplean la técnica: Asturias, y alguna zona de Castilla y León 
  • Uso actual: Escaso 
  • Informador: Aquilina Amor Martínez Martínez 
  • Bibliografía: No se conoce 
  • Autora: Emma Fondón Caldevilla 

Cuando el maíz ya estaba listo para ser cosechado, hacia el mes de noviembre, se recogía y se llevaba a casa, donde se reunían los vecinos para “escapullar” (quitar la hoja a la panoya, «mazorca» en castellano). A cada panoya se le dejaban 3 o 4 hojas para poder enrriestrarlo.

«Enrriestrar» es hacer un trenzado con las hojas que se les dejaban a las panoyas. Para ello, se ayudaban de “les chuncles”, una especie de cordones de caña que se utilizaban para reforzar el trenzado. A continuación, las riestras obtenidas se colgaban de los corredores de las casas u hórreos.

Se dejaban allí hasta que «curaba» (secaba); cuando ya estaban secas, el maíz se esgranaba. «Esgranar» es separar los granos del taracu (el raquis del maíz). Para separar los granos, quienes tenían más recursos disponían de una maquina esgranadora manual, pero la mayor parte se ayudaban de otro taracu, frotando ambos entre si.

Los granos más magullados (deteriorados) se empleaban para cebar gallinas y cerdos. El resto del maíz se llevaba al molino para hacer harina, que se utilizaba principalmente para hacer borona o torta. Al molinero se le pagaba con dinero, aunque tradicionalmente, o bien si se carecía de recursos económicos, se empleaba la maquila como método de pago. La «maquila» consistía en ceder al molinero parte de la harina obtenida, en un porcentaje convenido de antemano. 

Con los tallos del maíz se alimentaban los animales, evitando su desperdicio y ahorrando recursos. Algunos utilizaban incluso las hojas para hacer colchones y los tallos para fabricar felpudos.