Yo en Casa Gelot el pasado fin de semana.

Acababa de comenzar la década de los 60 cuando en el pequeño pueblo cangués de Corao, Manolito Gelot y su esposa Berta Soto abrían su negocio; un bar tienda en el cual se podría comprar todo lo que una familia podría necesitar. Desde cualquier producto de alimentación, pienso para el ganado, material de ferretería,  productos para los San Martines como las tripas para los chorizos y las morcillas o el pimentón, chanclos, coricies, madreñes, aceites a granel dispensados con una bomba de manivela de 1956 que aún hoy sigue adornando la barra del establecimiento, todo tipo de mangos para cualquier utensilio de labor en el campo… Y como decía Manolito: “lo que no encuentres en Casa Gelot no existe”. 

Foto sacada de internet de el reportaje de «El Comercio Digital».

En aquellos años llegaron a coincidir en Corao hasta cinco o seis comercios, y los cinco salían adelante. Por aquellos años no existían las grandes superficies ni los supermercados, en los pueblos había gente, había niños y en las casas apenas se tenían coches y era en los pueblos donde esta gente realizaba sus compras. Estos negocios como el de los Gelot pasaron a ser algo más que un bar o una tienda. Pasaron a ser un punto de encuentro, de reunión y de tertulias alrededor de la partida de cartas ; también se convirtieron en un punto de recados, avisos, llamadas al teléfono público con noticias de aquí y de allá.  

Foto del interior de Casa Gelot obtenida de internet

Con el paso del tiempo pasaron a regentar el negocio su hijo y su nuera, que han continuado con él hasta estos días. 

Pero las cosas han cambiado, la llegada de los supermercados y las grandes superficies, el continuo envejecimiento y despoblación de los núcleos rurales han hecho mella en estos establecimientos.  De los cinco bar-tienda que había solo quedan ellos. 

Su rutina comienza sobre las ocho y media de la mañana que abren sus puertas hasta las nueve y media de la noche donde si la clientela lo permite se echa el cierre. Sus clientes siguen siendo fieles, haciendo sus pequeñas compras y tomándose algo de la que recogen esos paquetes de Amazon y ese recado que aún hoy sigue llegando a Casa Gelot. 

Foto sacada de internet de Casa Gelot por dentro con un cliente,

Sus días fuertes siguen siendo como es lógico los puentes y los festivos, así como la temporada de verano, gracias llegada de los hijos del pueblo que vienen de veraneo, al igual que el turismo. También se hace caja los días de funerales y entierros, para los que sigue siendo el punto de encuentro; pero nada para son como el día de la gran Feriona de Corao, un día sublime según sus propias palabras. 

Según lo que dicen los propios dueños el futuro del los Bares-tienda está en el aire, con la jubilación cerca, las nuevas generaciones que no suelen escoger este tipo de trabajo, los impuestos… Además, han de tener doble licencia y doble contabilidad, bar por un lado y tienda por otro. Pero nada les quita la ilusión.  Sus planes de futuro pasan por una remodelación del negocio y seguir con el bar y la tienda pero enfocada más al turismo y a los productos típicos de alimentación asturiana; eso sí, manteniendo la esencia de lo que es y siempre será Casa Gelot.