Ventaniella, h 2015, Fiesta de La Santina.

Alba Fernández López. Se cuenta que hace siglos, un séquito escoltaba a la hermana de Pelayo camino de la villa que actualmente conocemos como Gijón. Uno de los hombres se rompe una pierna en el trayecto, viéndose obligada la comitiva a permanecer unos días en la Venta, en el espacio que se conocía como puertu baxu.

A los dos días pasaron por la Venta unos «moros», también camino de Gijón, hablando de medicina. El ventero, al escuchar la conversación, se decidió a acercarse y hablarles sobre el incidente que había sufrido aquel hombre, en busca de ayuda para tratar la pierna, obviando su identidad. Cuando fueron los «moros» a ver la pierna del hombre, vieron también a la chica y, a pesar de no reconocerla, se percatan de su importancia por su porte y joyas. Los moros le preguntaron entonces al ventero quién era aquella elegante mujer, y el ventero les contesta, receloso, que aquella mujer no era más que una prima suya.

A pesar de lo dicho por el ventero, los «moros» no se creen que aquella mujer no sea alguien importante, y dicen querer llevársela con ellos, a lo que el ventero se niega rotundamente, pues de ninguna manera podrían los hombres apoderarse de la hermana de Pelayo. Entonces el «moro», en su empeño, le dice al ventero que decida: o la venta o la mujer. Entonces, el ventero, palo en mano y atacando a los «moros» responde: «ni la venta, ni ella.»

Desde ese momento, el puertu baxu con su casería, son conocidos por el nombre de Ventaniella.

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Fuentes:

Fernández Sánchez, Esteban (2021). Oriundo de Sobrefoz, padre de la autora. 45 años.