Marcos González. Imagen: FD Herrero (1)
Sofía García González. Las actividades económicas tradicionales, en Tielve, se caracterizan por su escaso cambio a lo largo del tiempo.
Una de las más importantes para todos los habitantes de esta pequeña aldea es la elaboración del queso Cabrales. Y se puede definir como tradición, en el seno de las familias que forman Tielve, debido a su transmisión de generación en generación.
El trabajo de los queseros empezó de una forma humilde, elaborando quesos con los pocos litros que conseguían sacar de las vacas que pertenecían a cada familia (unas 4 ó 5), o de la solidaridad de algún vecino cuando en un hogar tenían problemas económicos.
Los quesos se elaboraban en las cocinas, que eran de leña, y posteriormente se llevaban a las cuevas que había alrededor del pueblo para su maduración. Los quesos permanecían en las cuevas durante largos meses, con una constante vigilancia por parte de los elaboradores.
«Nuestra familia tuvo la suerte de ser muy grande siempre, por lo que nunca tuvimos escasez de nada» (2)
Actualmente, la fabricación del queso es muy similar a la antigua, con la diferencia de que los métodos empleados hoy han experimentado una gran mejoría y mayor eficacia. A cambio, la maduración del queso en las cuevas no ha sufrido ningún cambio, y la tradición se mantiene como tal año tras año.
Mientras que a mitad del dígalo XX eran escasas las familias que hacían queso, al recorrer hoy el pueblo aparecen numerosas queserías ante nuestra vista. Pero el aumento en el número de queserías, ha generado cierta rivalidad en el campo comercial entre los vecinos.
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1 y 2: Herrero Campo, Angelina: 73 años, nativa de Tielve, abuela de la autora.