Desde los puertos de Soga, de Cabeza Llerosos, y sobre la profunda entalladura del Cares, los cabraliegos buscaban acomodo y pasto para sus ganados, construyendo sus cabañas y creando polémicas sobre las escasas hierbas.
Albar Pérez y varios vecinos suyos de Inguanzo y Puertas son propietarios de la gran cueva de Beresna, pero hay otros cabraliegos que les disputan esta propiedad. Los vecinos de Cabrales tienen por entonces intereses en los Puertos de Soga y reclaman la propiedad de la cueva de Beresna, que Albar y otros poseen por herencia de sus antepasados.

Al final la justicia reconoce la propiedad de la cueva de Beresna a favor del bisnieto de Albar, Alonso Díaz y otros once copropietarios.
Los Puertos de Soga están saturados y no caben mas rebaños en ellos.

Actualmente la mayor parte de cabañas están en el suelo y las pocas que se conservan en pie no tienen mantenimiento, una medida que acabará por convertir las antiguas vegas de los puertos de Cabrales en ruinas, llevándose por delante toda una historia de un pueblo que tuvo allí su razón de ser y de existir.

Mi opinión es que todos los puertos de Cabrales quedaran en ruinas, ya que cada vez hay menos ganaderos y la ausencia de ayudas al ganadero como pistas escasean.

Vega de Beresna, 1943, anónimo.

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  • Toda la información es obtenida por Josefina Rojo, vecina de La Molina de Cabrales, que citó unas historias que le contaba su padre de pequeña.