Vivencias de una juventud marcada por el Régimen

Marta Herrero

La dictadura fue una época difícil, y Ángeles, vecina de Abiegos, la recuerda con dolor.

En la escuela, todos los alumnos y alumnas debían cantar el Cara al Sol1 al entrar y al salir de clase. Los niños podían suspender lengua o matemáticas, pero si no se sabían la lección de religión los castigos iban desde quedarse de pie contra la pared durante toda la clase hasta golpes con una regla en las manos o pasar clases enteras de rodillas sujetando libros.

Durante la Semana Santa, todo el que no fuese a misa, acababa teniendo problemas. «Era como si se hubiese muerto toda la familia. No se podía cantar, no se podía jugar, y que no se te ocurriese ir desarreglado a la Iglesia» – cuenta Ángeles.

«No había libertad, nadie era dueño de sus actos, todo era sometimiento. Pasase lo que pasase, había que poner buena cara para que no te tildaran de rojo, porque entonces te llevaban a morir al monte».

Ángeles González
De izquierda a derecha y de arriba a abajo; Cándido Rey, Oliva Rodríguez, Guillermo González, Florinda Rodríguez, Santos Fernández, Emma González, Ángeles González, Fernando Rodríguez, Pilar Sánchez, Octavio González, Asunción González y Dolores (Lola) Cueto en la fiesta del Carmen, San Juan de Beleño. Julio de 1964.

Las familias humildes, que trabajaban para las personas pudientes, con grandes propiedades para la explotación agrícola o ganadera, solo se quedaban con una cuarta parte2 de lo que producía la tierra; los otros tres cuartos iban para el propietario.

En la época de Cuaresma, si una familia humilde solo disponía de ternera en salazón o productos de la matanza, debían solicitar bulas al cura del pueblo para poder comer carne. Estas bulas o indulgencias solo las pagaban los pobres. Los ricos, que si se las podían permitir, ni se molestaban. Eso sí, que no te pillaran comiendo carne en Cuaresma sin tener la bula.

Ángeles recuerda una anécdota que, según dice, nunca se le olvidará.

«Mi padre era socialista, y hoy lo digo sin miedo, pero en aquellos tiempos no se podía. Defendía que lo que uno trabajase era para él, y que cada uno era libre de escoger el camino que iba a tomar en su vida. Pues un día alguien, molesto con sus ideas, se enteró de esto -en Abiegos siempre hubo muchos chivatos del lado de Franco- y lo denunció. Pero un hombre muy amigo de mi padre se enteró de que la Guardia Civil venía a buscarlo. Si no fuera porque avisó a mi padre y le indicó las cuevas3 donde podía esconderse, no sé qué habría pasado».

Ángeles González
  • Informadora: GONZÁLEZ TORIBIO, Ángeles, vecina de Abiegos, jubilada, 74 años.
  • 1Cara al Sol es el himno de la Falange Española de las JONS.
  • 2GONZÁLEZ TORIBIO, Ángeles.
  • 3Las cuevas que se utilizaron como refugio durante la Guerra Civil y el Régimen se ubican a 4 kilómetros de Abiegos, en el valle del río Ponga, en una pared de caliza entre Les Payariegues, caserío en el que vivía Ángeles, y la central hidroeléctrica que abastecía a Abiegos, San Juan de Beleño y Sobrefoz.