La Foz hoy.
Una de las infraestructuras nacidas por la explotación del monte, es la carretera de Viboli. El maderista de nombre Cadierno, procedente de Castilla, se ofreció a abrir la carretera a cambio de la explotación de la madera del valle de Viboli.
La foz debe su nombre a un paso hecho por los vecinos del Candanu que hicieron una rudimentaria ruta con andamiajes colgados de una pared. Las obras de esta carretera no fueron fáciles, ya que era una pared de roca lisa con una gran vertical que dificultaba su trabajo. Los trabajadores, procedentes de lugares de la zona, tenían que hacer equilibrismo para barrenar la roca y construir los pasos.
Entre los trabajadores estaban Floran el del Beyu y Antonio Huerga (Botijo), mi bisabuelo. Ellos fueron dos de los que se tuvieron que colgar con cuerdas de los andamios para poder agujerear la roca y colocar los explosivos que hicieron posible la apertura de la carretera, que para los vecinos supuso un gran paso. Gracias a ella tuvieron comunicación con el resto de la región y también con Castilla, a través de la carretera de Los Beyos.
La carretera trajo también gran riqueza a la zona, pues permitió la apertura de un aserradero en Les Mesties (Viboli), así como la explotación de la mina de espatofluor de Miesca en Casielles.
Poco después mi bisabuelo se casaría en Casielles con Adoración Díaz y harían su casa en el cruce de la nueva carretera con la del Ponton, en L’Agüera. Allí abrirían un bar tienda, que dio servicio a todos los vecinos de la zona, así como a los viajeros en su paso hacia Castilla. También se abrió una parada de taxis y, a la vez, una parada de la línea de autocares «Mento».