Fiestas de Santiago, 1943, Tielve
Sofía García González. A lo largo del año, en Tielve se celebran tres distintas fiestas con tres santos diferentes.
La primera fiesta del año es Santiago, en honor al Apóstol. Se celebra el sábado siguiente del dia del santo, que es el 25 de julio. Las celebraciones comienzan en la víspera del día grande. Todas las mozas se reúnen en la plaza del pueblo para marchar tocando la pandereta y el tambor hacia el pueblo bajo, para acompañar a la hoguera hasta el centro de la aldea y posteriormente interpretar unos cantos.
Al día siguiente, mujeres y hombres se visten con el traje regional asturiano para llevar a cabo un pasacalles encabezado por la figura del Apóstol, al son de panderetas. Al terminar, se celebra una misa en honor a Santiago, seguida de la reunión de todos los vecinos en la calle para plantar la hoguera que se mantendrá plantada hasta el año siguiente. La fiesta finaliza caída la noche con música y baile en la plaza del pueblo hasta altas horas de la madrugada.
La segunda fiesta en en honor a San Cristóbal, patrón del pueblo. Se celebra el sábado siguiente al 10 de julio. En esta celebración, los vecinos acuden a la pequeña misa que imparte el cura, continuando con una comida en la plaza del pueblo de todas las familias de Tielve, al ritmo de pasodobles y asturianadas.
La tercera y ultima fiesta celebrada tiene lugar el sábado mas cercano al 7 de octubre, y es en honor a la Virgen del Rosario. Al igual que en Santiago, las celebraciones comienzan la noche del viernes. Todas las mozas con sus panderetas y mantones se reúnen alrededor de un Panorama, confeccionado por una de las familias del pueblo. Al día siguiente se lleva a cabo el tradicional pasacalles entre las pequeñas callejuelas, encabezado por la imagen de la Virgen. A continuación se procede a la subasta de los panes del ramo, seguida de una gran comida con todas las familias juntas bajo la carpa colocada en la plaza, donde se pondrá fin a la fiesta entre bailes y canciones hasta la madrugada.
“Nuestra familia siempre se vistió y celebró las dos fiestas por igual; nunca tuvimos ningun problema, porque nos guataba vestirnos siempre que podiamos” (1)
(1) Herrero Campo, Angelina, 73 años, abuela de la autora.