En Demues, la educación tenía lugar en la Escuela Buen Suceso perteneciente a la parroquia del mismo nombre, que abarcaba los pueblos de Bobia Abajo, Bobia Arriba, Demues, y Gamoneu. Sin embargo, este último pueblo poseía una escuela propia. Esto debido a la extensa separación que había entre este último y Demues, de aproximadamente tres kilómetros; además de que poseía una población necesaria y consistente para poder conformar un centro educativo aparte.  

“Había rivalidad entre los críos de Demues, Bobia y Gamoneu. A veces los de Demues bajaban persiguiendo a los de Bobia hasta su pueblo, y otras veces, al contrario.”  

Mari Cruz Suero Alonso. Vía oral.  

El colegio estaba situado en una pequeña colina entre los pueblos de Demues y Bobia de Arriba. En esta misma colina se encuentra la iglesia parroquial, del mismo nombre que la escuela, así como un cementerio a su lado. Del mismo modo, el colegio estaba situado unos metros más a la derecha de estos edificios. En la antigua escuela, podemos encontrar hoy en día el clausurado Museo del Queso Gamoneu; además de una quesería.  

La escuela estaba divida en dos partes: la parte de arriba, en la cual tenían lugar las clases de los niños (con un maestro), y la parte de abajo, donde se desarrollaban las clases de las niñas (con una maestra); aun así, ambas se comunicaban por una escalera. Esta estaba organizada de forma muy similar a una clase de hoy en día: una pizarra junto con un escritorio para el maestro al fondo de la clase, y pares de mesas alrededor de estos. Además de una estufa en el centro del aula, para la cual debían de ir a buscar madera (y así mantenerla alimentada) en algunos recreos.   

El único maestro que había desarrollaba todas las materias que se practicaban, y únicamente se poseía una enciclopedia la cual era global para todas las asignaturas (además de que se utilizaba la misma independientemente de la edad que tuvieras).  

Durante la infancia de mi abuela, allá por la década de 1950, acudían a las clases un número de unas veinticinco niñas, y treinta niños aproximadamente. En esta escuela solo tenía lugar la educación primaria, que en aquellos tiempos se empezaba a la edad de seis años, y se finalizaba con catorce años. Tenían un horario que abarcaba de diez a una de la mañana, y de tres a cinco de la tarde; con un descanso de dos horas para comer.   

En los recreos se juntaban tanto los niños como las niñas y este tenía lugar en las mismas inmediaciones del recinto. Algunos de los juegos con los que se divertían eran la comba, la rayuela, las canicas o el aro, un juego típico español de la primera década del siglo XX que consistía en rodar la tapa inservible de un cubo de basura por el suelo a la cual se le enganchaba un alambre; similar a un correpasillos, y, a veces, acudían a la

bolera del pueblo. Los niños solían también a juegos de fuerza como echar un baltu, una forma de lucha cuerpo a cuerpo tradicional de Asturias.  

De la misma manera que durante esos tiempos España se encontraba sumergida en una dictadura, que promulgaba el cristianismo como religión principal, la escuela tenía un carácter religioso. Así, debían de cantar todas las mañanas el himno español de aquel entonces, es decir, el “Cara al sol”. Además de rezar tres Ave María al comenzar la jordana educativa, y otros tres al salir, o, en ocasiones, a las doce de la mañana. Asimismo, en el mes de mayo, conocido como el mes de la llegada de la primavera (y de las flores), se colocaba un altar en la clase, dedicado a la Virgen María. Este era adornado con flores que las niñas recogían del pueblo; y cuando estas se marchitaban, se iba, casa a casa, pidiendo nuevos ramos para decorar el anterior altar.  

“También recuerdo que, durante esos tiempos, solíamos cantábamos una canción que tenía por título “Venid y vamos todos con flores a María.”  

Mari Cruz Suero Alonso. Vía oral.  

A pesar de que podríamos pensar que era usual no acudir a las clases por ayudar en las tareas de casa o en el trabajo, en el pueblo se le daba una gran importancia a la educación. De esta manera, normalmente se solía asistir al colegio todos los días; aunque claro está que existían excepciones. Aun así, evidentemente, los niños acostumbraban a tener ciertas obligaciones antes y después de venir del cole: ir a por agua, sacar el ganado de las cuadras a pastar, picar leña… Se acudía solos y caminando, lloviera o no; y en caso de que esto pasara se colocaba un saco en forma de pico en la cabeza a modo de paraguas, llamado saco de capiellu.   

Por otra parte, la religión, en el pueblo al igual que en todo el país, era totalmente cristiana. De esta manera, era muy común acudir todos los domingos a misa toda la familia junta; único día de la semana en que se celebraba, y, en caso de que algún entierro o funeral, también se realizaba ese mismo día. Así como, en Semana Santa, se realizaba el Cumplimiento Pascual, es decir, acudir a comulgar y confesar.

Manolo, Mari Cruz y Pilar Suero Alonso (Escuela Buen Suceso, 1959). A.F. Suero Alonso.

Alumnas y maestra de la Escuela Buen Suceso en la procesión de Santa Bárbara (Demues, 1957). A.F. Suero Alonso.

De izquierda a derecha: Jovino Iglesias, Pilar Suero, Florentina, Mari Cruz Suero y Angelita (Demues, 1962). A.F. Suero Alonso.

Alumnas y maestra de la Escuela Buen Suceso en las primeras comuniones (Demues, 1956). A.F. Suero Alonso.

Actual clausurado Museo del Queso Gamoneu, lugar donde se ubicaba la Escuela Buen Suceso. https://www.google.es/maps/place/Demués,+Bobia,+33556+Onís,+Asturias/@43.318862,-4.990965,18z/data=!3m1!4b1!4m6!3m5!1s0xd49de964ca9aa0d:0x1ee3b670e5de650d!8m2!3d43.3188398!4d-4.9899731!16s%2Fg%2F11xc15pbk?entry=ttu.

Cementerio e Iglesia Buen Suceso (2020, Demues). https://www.facebook.com/share/zNPhTyiP9rP8nMc6/?mibextid=WC7FNe.